La Francmasonería acoge en su seno sólo a hombres libres, mayores de edad, respetables e independientes, solo dependientes de su conciencia y dedicados a poner en práctica un ideal de paz, amor y fraternidad, preocupados en su perfeccionamiento moral así como el de la Humanidad entera. No es una religión, una escuela filosófica, un club, una ONG, una organización metapolítica, una sociedad secreta, ni tampoco una sociedad con secretos. Podemos reconocer algunos rasgos y aplicaciones de estos aspectos en nuestra Fraternidad, pero ninguno de ellos es definitorio en su totalidad de lo que es la Francmasonería. En todo caso se articulan radialmente en torno a lo esencial de la Orden: su sustancia, la hermenéutica de su transmisión y finalidad iniciática.